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Las murallas de Roma, como una piel, han ido creciendo con la ciudad. Desde el primer 'pomerio' en el Palatino hasta las enormes murallas Aurelianas. Y luego, siempre vivas a lo largo de su historia. El monumento más grande de toda Roma.

Las murallas de Roma son ese elemento que engloba a toda la Ciudad Eterna y su historia. Y no sólo en el sentido más literal, sino también en un sentido figurado. Las murallas, ya en el nacimiento de Roma, tuvieron un papel clave, delimitando el perímetro de la ciudad que Rómulo fundaba. Con los siglos, diferentes murallas se fueron construyendo y modificando en la ciudad de Roma adaptándose al momento histórico y al tamaño creciente de la urbe. De esta forma, entre todos los monumentos que ver en Roma, sus murallas son el más grande, extenso y visible en gran parte de la ciudad.

Todo hasta llegar a hoy, a nuestros días, donde los restos de las murallas de Roma siguen formando parte del paisaje romano. Siguen siendo un elemento más de la ciudad. Pasadizos, puertas, torres, y muchos kilómetros de murallas. Con ellas parece que los habitantes de la antigua Roma aún están entre nosotros. En algunos lugares incluso emergen entre los edificios recordando los antiguos límites de la urbe. Otras, no tan ‘restos’ y muy bien conservadas. Las murallas de Roma.

Rómulo y la primera muralla romana

Dice la tradición que Rómulo y Remo fundaron Roma en el 753 a.C. No poniéndose de acuerdo en el lugar exacto, decidieron que los augurios lo decidieran. Remo escogió la colina del Aventino. Rómulo, la del Palatino, a la que los augurios favorecieron.

Para trazar los límites de la ciudad en el Palatino, Rómulo trazó los mismos construyendo una muralla, las primeras murallas de Roma. Aunque, en este caso, no eran defensivas si no la marca de los límites de la ciudad. Ya que Rómulo había advertido que, quien osase cruzar esos límites, sería ejecutado. Advertencia que cumplió con su propio hermano cuando cruzó la muralla.

Otras fuentes aportan una versión diferente. En la que las murallas de Rómulo habrían sido construidas como fortificación de la colina Palatina, donde nacía Roma. Por lo que los límites, en un inicio, habrían sido marcados de otra forma más sencilla.

Sea como sea, mitología (o no) aparte, lo cierto es que sí existieron estas murallas de Rómulo. Las cuales fueron reforzadas y ampliadas los siglos siguientes y en las que se acabarían contando hasta 3 puertas. Una de ellas que daba al Foro Boario. El foro primitivo de Roma.

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El Museo de las Murallas de Roma.

Murallas Servianas

Rómulo quedó atrás y la monarquía de Roma seguía su curso. Las murallas de Rómulo se quedaban pequeñas por el crecimiento de la ciudad y, además, no eran una gran construcción defensiva. Tarquinio Prisco inició la construcción de unas nuevas murallas, aunque estas cogerían el nombre de otro rey de Roma posterior, Servio Tulio, que fue el que les dio el mayor tamaño y fortaleza.

mura serviane termini

Servio hacía nacer las murallas servianas, que rodeaban el perímetro de las 7 colinas de Roma. A lo largo de la muralla había puertas en cada uno de los principales puntos, como en el Campidoglio. Actualmente, casi la totalidad de las murallas servianas se ha perdido. Aunque se conservan algunos restos, como la puerta Esquilina y la puerta Celimontana o algunas ruinas visibles en la Estación Termini.

Muralla Serviana Termini
Restos de las murallas servianas en Termini.

La extensión de las murallas servianas, se calcula, sería de unos 7 kilómetros.

Paseando cerca de Termini os podéis encontrar con una grata sorpresa. Una frase, un edificio, unas ruinas, que nos hablan del significado de estas antiguas murallas para la ciudad:

murallas servianas via antonio salandra

«Quae Urbem servaverunt, hic moenia servantur.»

Esta inscripción en via Antonio Salandra se podría traducir como «Aquí se conservan las murallas que conservaron la Urbe.»

Murallas Aurelianas

Roma se pasó muchos siglos sin afrontar una gran construcción de murallas en la ciudad. De hecho, Roma pasó de la monarquía al imperio sin construir nuevas murallas. Eso sí, durante la República se reconstruyó y reforzó gran parte de las servianas después de destrucciones por algunos ataques. Especialmente en el episodio del saqueo de Roma por parte de los galos.

Fue el emperador Aureliano, llegado al poder en el 270 d.C., quien acometió la construcción de las mayores murallas de Roma, las murallas aurelianas. Una obra colosal y de rápida ejecución. Esta vez la ciudad sí, había crecido mucho, pero ya había pasado los mejores años del imperio muy bien sólo con las murallas servianas.

muralla aureliana porta san paolo
Muralla Aureliana en la zona de Piramide. A los pies de esta parte de la muralla de Roma se formó el cementerio acatólico de la ciudad.

Lo que realmente urgía a Aureliano en levantar las murallas era el peligro externo, creciente ante una Roma que ya se adentraba en una decadencia.

La extensión de las murallas aurelianas era de 19 kilómetros, abarcando mucho más que las precedentes. Dejando dentro del recinto todo el Campo de Marte, PanteónMausoleo de AugustoTemplo de AdrianoTermas de Caracalla y los castra praetoria (el campamento de los pretorianos).

Los muros se alzaban hasta los 6 metros de altura, más en las torres que, cada pocos pasos, se erigían. Las puertas en estas murallas de Roma fueron muy numerosas.

Las murallas aurelianas son también de las que más partes se conservan, pues hasta 12.5 kilómetros aun está en pie. Con numerosas puertas muy bien conservadas. Los barrios de OstienseTestaccio tienen su paisaje muy marcado con ellas. Con la Pirámide Cestia y el cementerio Acatólico en plena muralla o la Porta San Paolo.

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La Porta Tiburtina de las murallas aurelianas.

Murallas después de la Antigua Roma

La historia de las murallas de Roma no acabó con el fin del imperio. Con el papado, nuevas murallas se levantaron en la ciudad eterna. En el siglo IV, el papa Leon IV mandó construir unas nuevas murallas para la protección especial del Vaticano. Concretamente, de la primigenia Basílica de San Pedro. En estas murallas, por cierto, estaba (y está) el Corredor del Borgo, el pasadizo que une el Vaticano y Castel Sant’Angelo.

El nombre de estas murallas se llevó, como anteriormente, el de su creador: murallas leoninas. Para disfrutar de estos monumentos te aconsejo que participes en nuestra visita guiada del Castillo Sant’Angelo para dejarte atrapar por la belleza de estas fortificaciones que hicieron la historia de la ciudad.

Entre los siglos XVI y XVII, con el papado totalmente establecido en el poder de Roma, los papas iniciaron la construcción de las murallas vaticanas. Éstas no sólo protegerían la basílica (ahora ya nueva) sino todo el Vaticano.

murallas vaticano
Murrallas del ‘Bastión de Miguel Ángel’ que ciñen los Museos Vaticanos

Las últimas murallas de Roma: las murallas del Gianicolo

En la preciosa colina del Gianicolo se construyeron, por última vez, murallas en Roma. Y se hicieron con relación a la antigua Roma, pues el trazo de las murallas del Gianicolo siguen el tramo que hacían por la colina las murallas aurelianas. Un tramo que se había ya perdido. Pues los muros del Gianicolo se contruyen a mediados del siglo XVII. Además, en un tiempo récord. De nuevo por orden del Papa pero, esta vez, no por protección propia sino para intentar evitar un enfrentamiento entre dos poderosas familias de Roma. No sólo eso, sino que dicho enfrentamiento podría envolver a otras ciudades apoyando a alguno de los bandos y causar grandes daños a la ciudad de Roma. Las familias Barberini Farnese, al final, llegaron a un acuerdo sin levantar armas.

El testigo de aquel evento, unas murallas más de Roma, que siguen en pie dibujando el paisaje de la bella colina.

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