En 1797 Giovann Raimondo Torlonia compra estos terrenos, dedicados a la agricultura, poco fuera de las murallas de Roma. Nos encontramos en un delicioso paraje a 1 km de Porta Pia y poco antes de llegar a Santa Agnese en la vía Nomentana. Allí es donde la familia Torlonia encargará al arquitecto Valadier la construcción de una villa de recreo.
El artista restaurará viejos edificios, incluso una cuadra, creará nuevos senderos, decidirá qué árboles plantar y, sobre todo, embellecerá la naturaleza con estatuas y monumentos.
A partir de 1832 Alejandro Torlonia continuará estos trabajos. Será él quien cree espacios tan sugestivos como las Falsas Ruinas o el ‘Invernadero Morisco’ recientemente reabierto a los visitantes. Su sucesor, Giovanni, será quien encargue la construcción de la Casina delle Civette y continúe a embellecer la villa.
En los perpetuos trabajos, en 1919, se encontraron los restos de unas catacumbas judías. Más tarde, cuando la familia Torlonia cede la villa para ser la residencia de Mussolini, en esos espacios subterráneos del siglo III y IV se construirá un refugio antiaéreo.
Sin embargo, tras la IIª Guerra Mundial la villa quedó abandonada. Sólo en 1977 el Ayuntamiento de Roma la compró destinándola a parque público el año siguiente. Desde entonces, poco a poco, varias zonas de la villa como la Limonaia o el teatro se han ido recuperando como espacios para fiestas, eventos y espectáculos.
Variedad de mundos dentro de Villa Torlonia
En una ‘Villino Rosso’ edificado en 1920 nos podemos encontrar dentro de Villa Torlonia con la Academia de las Ciencias, llamada también de los XL (40). Una institución fundada en 1782 que cuenta entre sus miembros a varios premios Nóbel. Si queremos, podemos dar un paseo por la villa hasta llegar a este pequeño edificio en el que nos sorprenderá su biblioteca y la historia que nos acerca a conocer el mundo desde las ciencias. Incluso la naturaleza en Villa Torlonia, con estudio y atención, se nos muestra llena de interés. No hay más que ver los estudios científicos sobre la Flora de la villa.
«Totus mundus agit histrionem.» Todo el mundo es un escenario. Frase de Petronio que se puede aplicar a este mundo de Villa Torlonia. No sólo por ser lugar de citas, de elegantes paseos, de tardes musicales sino también porque en ella existe un precioso teatro. No sólo la vida en la villa era un teatro en el que los invitados que se acercaban al Casino Nobile eran actores protagonistas. Villa Torlonia es un escenario, un mundo que podemos imaginar romántico, dandy o belle epoque. Aquí, en esta zona periférica de Roma, se jugaba a deslumbrar combinado el lujo de tres villas pertenecientes a esta familia: ésta, Villa Albani y la que se encontraba donde hoy se alza la embajada de Gran Bretaña, al lado de Puerta Pía.
Además del museo que se encuentra en el gran edificio central del Casino Nobile, también la residencia de la familia, el Casino dei Principi, se ha convertido en una sede de los museos municipales de Roma. En ambos edificios trabajó el arquitecto Giovan Battista Caretti para reestructurarlos a mediados del siglo XIX.
La vuelta a los ideales clásicos y al Renacimiento, crean un estilo que inspirándose en sus formas, las actualiza. Esto, unido al gusto por el mundo egipcio que tan presente está en los obeliscos de Roma, nos ofrece un tesoro de mundos antiguos traídos hasta esta villa a orillas de la gran avenida Nomentana.