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Arco de Tito

Arco de Tito

El triunfo es un camino, un desfile, un pasar recibiendo la ovación de tu pueblo. Un arco es hacer memorable ese paso, una sombra, piedras que cuentan la celebración que por allí pasó. El Arco de Tito se alza no como una estela o un obelisco, espada enarbolada, sino como una curva que protege y crea un espacio por el que pasar. El Arco de Tito es un vado por el que seguir pasando, para seguir el camino o buscar otros ya que con luchas y victorias fue abierto.

El triunfo de un imperio

En el Foro Romano, un arco del triunfo se mantiene en lo alto, en el inicio de la colina palatina y cerca del Coliseo, con quien mantiene una estrecha relación. No es otro que el Arco de Tito, que forma parte de la Via Sacra (vía sagrada) del foro desde el año 80 d.C.

El arco fue construido poco después de la muerte del emperador Tito, para homenajear su victoria en Judea, que daría a Roma el dominio de la provincia y un enorme botín. Con el cual, entre otras cosas, pudo afrontarse la construcción del Coliseo. Edificio que inauguró el propio Tito. Su arco es uno de los monumentos más impresionantes del foro. Un testigo vivo de la gloria y poder del imperio romano.

Los Flavios en Jerusalén

La historia del Arco de Tito comienza con su padre, Vespasiano. Un respetado general encargado de aplacar las revueltas en Judea, con Jerusalén que se había rebelado contra los romanos. Su hijo Tito, otro militar de gran reputación, lo acompañaba en su misión.

Ante la delicada situación del poder en Roma, las tropas de Vespasiano lo aclamaron como emperador. Pronto el escenario se le presentó propicio al gran general que no dudó en aprovecharlo y presentarse en Roma para recibir el nombramiento oficial como emperador y fundar la dinastía Flavia. Cosa que haría con éxito. Pero aquel movimiento dependía también de Tito, quien debía tomar el control de la guerra en judea. El segundo de los Flavio también triunfó, ganando la guerra de Judea y arrasando Jerusalén y su templo. Obtuvo así uno de los mayores botines de guerra de la historia con el tesoro del templo de Jerusalén.

 

La victoria sobre Judea hecha monumento

Tito acabaría siendo emperador. A su muerte, su hermano Domiciano, a petición del senado y del pueblo, construyó un arco de triunfo en memoria de su predecesor y su triunfo en Judea: el Arco de Tito.

Así lo indican sus inscripciones y su decoración, que aun casi dos milenios después puede apreciarse en gran parte. Sobre todo en el interior de la bóveda del arco, donde relieves escenifican momentos de la guerra contra los judíos, el saqueo del templo y el triunfo de Tito. Es muy llamativa una escena donde las tropas romanas cargan el Menorà, la lámpara de siete brazos. Lo es de igual modo el relieve de una cuadriga dirigida por la misma diosa Victoria.

El Arco de Tito pasó a formar parte de la Via Sacra, y en cada victoria, los futuros emperadores lo atravesarían en su entrada triunfal a Roma.

 

Representación de las tropas romanas y el botín de guerra.

El Arco de Tito, sobreviviendo al tiempo

El arco fue un símbolo de orgullo para los romanos, pero fue y es un horrible recuerdo para el pueblo judío. Que vio su lugar más sagrado derruido y profanado. Ya en tiempos modernos, cuando el Arco de Tito todavía se podía atravesar, muchos turistas judíos se negaban a hacerlo. Pues celebra uno de los peores momentos de su historia como pueblo.

Antes de ser uno de los monumentos más atractivos del foro, el Arco de Tito ha pasado y visto Roma durante muchísimos siglos. Desde su nacimiento en honor a Tito, pasó una edad Media convulsa, formando parte de una fortaleza y, posteriormente, de un convento.

Durante el siglo XIX, comenzó a trabajarse para ‘’liberarlo’’ de nuevo, cosa que se consiguió solamente a inicios del siglo posterior.

Gracias a estos trabajos, hoy podemos apreciar el arco de triunfo más antiguo que se conserva en Roma. El legado de la antigua Roma y un monumento lleno de un profundo significado.

Descúbrelo, con las palabras de un estupendo guía, durante nuestro tour por el Coliseo, Foro Romano Palatino. El Arco de Tito es, de hecho, una de las etapas importantes de la visita guiada. Os aconsejo que lo veáis guiados por las palabras que lo van iluminando. ¡No os lo perdáis!

 

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