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Palacio Barberini

El Palacio Barberini es uno de los más significativos del período barroco y un lugar imperdible que ver en Roma durante vuestra estancia.  Fue iniciado en 1625 por Carlo Maderno al que sucedió Bernini (trabajos de la Logia central) con intervenciones del gran Borromini como la escalera helicoidal. Actualmente, junto con el Palacio Corsini es sede del Museo Nacional de Arte Antiguo.

Los curiosos del cine seguramente quedarán encantados al descubrir que este palacio aparece en la película ‘Vacaciones en Roma’. Es el palacio del que se escapa de noche la princesa Ana (Audrey Hepburn). Nosotros entramos.

Siguiendo las abejas en Palacio Barberini. Un panal de rica miel

El papa Urbano VIII había pensado en dejar su nombre y, sobre todo, su apellido a la posteridad como príncipes de Roma: los Barberini.

El pecado de Pedro: Yo te seguiré hasta la muerte. ¿Tú a mí lavarme los pies?… Pues entonces no sólo los pies sino las manos, la cabeza y el cuerpo entero. Alejate de mí que soy pecador. Señor, tú lo sabes todo… Orgulloso, seguro de sí hasta la arrogancia pero capaz de llorar cuando descubre sus miserias. Y tras Pedro, una larga serie de hombres que han ocupado su cátedra en Roma, dejando blasones y escudos por todas partes… E incluso abejas, laboriosas, que espían desde cualquier esquina, que se posan en todas las bellas flores de la ciudad. Son magnánimas donadoras del precioso néctar que recogen y capaces de mostrar el sabor que esconden los colores de la naturaleza.

Esas abejas se han posado en las telas del palacio, han recogido dulces colores de aceite y pigmentos, el sabio mezclarse con los pinceles como una danza que indicaba los mejores campos en para el deleite de los sentidos. Son las abejas que también descubrí en el precioso libro Il dio distratto, una obra maestra de Maria Lai, como compañeras de los trabajos, inspiradoras o molestas zumbonas, convertidas en pequeñas hadas (‘janas’) al recibir una chispa divina. También aquí, en Palazzo Barberini, estoy dentro de una fábula.

Beatrice Cenci: una historia en un rostro

Me quedo encantado ante el cuadro en el que Guido Reni nos ha dejado una historia en los trazos que componen el retrato de una mujer.  El 11 de septiembre de 1599 moría Beatrice Cenci ajusticiada ante el Castillo Sant’Angelo.

Ella se da la vuelta al verme y casi implora mi comprensión. Su inocencia se proclama con la mirada de una chica jovencísima, cándida. Parece consciente de su destino y me mira melancólica, como en un saludo. Su rostro, enmarcado entre unos velos que ya parecen su blanco sudario, aprece sin joyas ni signos de poder. La fuerza que desarma de quien sabe que todo está perdido con inminencia, sin tener la posibilidad de que el tiempo la consuma. Una mirada que quedará siemre joven y que habla del dolor consciente ante la inmisericordia. Doble víctima: primero de la violencia y luego de la justicia.

El museo de Palacio Barberini

Arquitectura en movimiento, como un panal de proporciones gigantescamente armónicas en las que imaginar las danzas del poder. La Reina y su corte.

El león que permanece estático en piedra, fuerte pero inútil en su papel de devorador. Mientras, las abejas ordenadas ascienden por la escalera en un movimiento que circunda una columna cuadrada de aire, rodeada de columnas circulares de piedra.

¡Qué contrastes! El Pedro seguro de sí y que llora, el que tiene las llaves y debe ser ceñido por otros. Roma: gloria y meseria mezcladas indisolublemente como la oscuridad necesaria para pintar su luz. Como la riqueza que revolotea en los recovecos escondiéndose a las miradas y luego se da derramándose como el agua y el sol.

El ‘Narciso’ pintado por el Caravaggio nos habla de esos contrastes. El reflejo en las aguas oscuras. El amor que en vez de ‘éxtasis’ te aprisiona. La belleza – espejismo pues no hay otro, no hay diferencias ni profundidad. Es el riesgo de esta Roma.

Palacio Barberini es un mundo construido para otros hombres por otros hombres. Como en una danza de los sentidos y las armonías, nos indican una realidad ultraterrena que han descubierto. Aire, colores, movimiento. Y las abejas alzan su vuelo hasta una gloria que las espera y espera a los que alzan sus ojos.

Si quieres una visita guiada privada en Palacio Barberini con tu Guía En Roma puedes escribirnos a info@enroma.com. Si quieres visitar el Palacio Barberini por tu cuenta, al siguiente enlace puedes comprar entradas online.

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