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Cinecittà

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«Roma es una CineCittà. Voy de un escenario a otro sabiendo que aquí corrían hace poco unas cuádrigas, allí aún resuenan los pasos de Tosca y estos decorados son de Miguel Ángel. Por todas partes se escuchan diálogos, pasan personajes de diversas épocas y aún se respira la presencia de las grandes pasiones representadas.

Al ser una comparsa me han pedido que deje atada mi bici en un poste rodeado de taxis. Luego tengo que caminar pasando ante el Palacio de España entre chicos que se toman un helado y grupos de turistas. Todo como era antes del Covid. Formo parte así de la añorada vida cotidiana, de esa que no influye en la trama de la historia pero sin la cual ninguna sería creíble. Para más señas, tengo que representar por la forma de caminar a un tipo extranjero que lleve más de 20 años en Roma, aunque no lo parezca. De hecho, cuando camino he de mirar lo que pasa y lo que queda, sin preocuparme demasiado de a dónde voy. Me gusta el papel.»

Escenario dedicado a la reconstrucción de la Antigua Roma en Cinecittà

Cinecittà se muestra, se rueda

Roma es un gran escenario del cine. Lo demuestran las caravanas de camiones y el tráfico cortado en numerosos puntos de la ciudad por el rodaje de escenas. La última película de estos días que nos dejó sin poder pasear por los Foros Imperiales fue Fast and Furious 10. Ver tantos actores, la ciudad como un set cinematográfico, es una hermosa historia que se podría contar en el cine. Espejos en el espejo.

Sin embargo, en Roma, esa ciudad protagonista y escenario, tiene una isla dedicada a dar cuerpo a los sueños, lugares lejanos o incluso inexistentes que se acercan a nuestra imaginación, a nuestros ojos, tras haberlos construido en Cinecittà.

Además, desde el año 2011 los estudios de Cinecittà abren sus puertas a los visitantes para que podamos entrar en la ‘fábrica de los sueños’ italiana. La historia del cine italiano y mundial, desde la inauguración de Cinecittà en 1937, ha tenido en este lugar mil escenarios, ocasiones y profesionales dedicados al cine, a crear movimiento, poner en vida, lo que parecía quieto.

Para ello, como un nuevo Orfeo, el cine con su música, por ejemplo, la de Enrio Morricone, crea emociones y hace surgir las imágenes como por arte de magia. Parecen vencer el paso del tiempo. La música, y la música del cuerpo en danzas y bailes, como artes para crear el cine y que encuentran su lugar en Cinecittà.

Qué ver en Cinecittà: Unos grandes estudios y todo el arte necesario para el 7º arte.

Pero no sólo, nos podemos encontrar con la arquitectura de tres grandes espacios reconstruidos: la Antigua Roma, el Templo de Jerusalén y la Florencia del siglo XV. Estudios históricos, de arqueología y de arquitectura al servicio del cine. Espacios que, en cierta manera, vuelven a existir en la ciudad del cine de Roma, viajando en el tiempo y en el espacio.

Y aún más, moda y luces, guiones e ilustraciones… todo confluye en ese 7º arte que los acoge y acumula. Un gran desfile para dar una nueva vida a las memorias y lo que inmóvil nos había llegado con las otras artes.

Por ejemplo, al ver este vestido realizado por Gabriella Pescucci en la Sastrería Tirelli, se hace presente Holliday Grainger en el papel de Lucrecia Borgia. La serie de Neil Jordan dedicada a los Borgia es una recreación. Para verla viva, bajo una nueva luz, la obra literaria de Isabel Barceló sobre Lucrecia, alimenta mi imaginación, le da carácter, entrelaza su historia con la Historia. El cine me permite en Cinecittà, sentir el tacto, calcular los volúmenes, sentirme al lado de Lucrecia o incluso de Cleopatra interpretada por Elizabeth Taylor en la película de 1963 dirigida por Joseph L. Mankiewicz.

Pero no sólo se reconstruyen ciudades o civilizaciones. En Cinecittà podemos entrar en el angusto y casi claustrofóbico espacio del Submarino U-571. De esta forma, el movimiento se recrea incluso en las estrecheces de una especie de túnel entre cientos de instrumentos, vida que resiste, que se sumerge en las profundidades, que desafía los espacios hostiles. Y todo esto gracias a Cinecittà en esta Roma que nos permite la experiencia de 20000 leguas de viaje submarino.

Silencio, se rueda. Nuestros consejos para visitar Cinecittà.

«Conocí un hombre que siempre estuvo allí.» Dice una canción hablando de la característica principal de un amigo. Nosotros tenemos la suerte de acercarnos a una gran cantidad de amigos, de personas que siguen allí gracias al poder del cine: un movimiento que parece alargar la vida, la historia, que se dilata el tiempo. Allí, en Cinecittà nos encontraremos con Anna Magnani (nuestra querida Nannarella), Gian Maria Volonté, Claudia Cardinali, Ettore Scola, Pasolini, Loren, Fellini, Sordi, Nino Manfredi, Monica Vitti… y nos esperan. Cinecittà está en la zona Tuscolana, pero también nos lleva con los actores y sus historias a recorrer Roma llegando hasta Primavalle, al GRA, Via VenetoGarbatella.

Anna Magnani fue la primera italiana a ganar un premio Oscar en 1956.

Mi consejo es acercarnos a este lugar tras haber visto de nuevo o por primera vez alguna película que aquí se haya rodado. Así, cuando entremos, podremos ser una comparsa o quizás imaginarnos siendo uno de estos grandes actores. Ya que allí se entregan los premios David de Donatello podríamos imaginarnos recibiendo uno de estos galardones por alguna interpretación, escogiendo por un momento en qué historia, en qué lugar, quisiéramos estar.

Por último, ya que en la misma Cinecittà se encuentra el MIAC, el Museo Italiano Audiovisivo e Cinema, podréis curiosear entre antiguos documentos, fotos, tomas que al final no fueron proyectadas. En fin, un mundo para disfrutar en el que os recomiendo que uno de nuestros guías-actores os acompañe. Será un inolvidable tour, compartiendo recuerdos y la pasión por el cine.

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