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Museo Etrusco de Villa Giulia

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Cuando se trata de aconsejar un lugar especial entre los tantos que ver en Roma, mi mente va inmediatamente a Villa Giulia. Rodeada por la naturaleza de Villa Borghese y villa Poniatowski Branch, con su preciosa arquitectura, nos espera para ofrecernos una nueva Roma anterior a ella. El Ninfeo es un rincón ameno que parece representar los juegos entre una naturaleza benévola y los etruscos que tan bien sabían gozar de esos juegos. Un museo en donde sentirte acogido, disfrutar con tranquilidad y brindar con el tiempo que parece invitarnos a una fiesta.

Etru, el Museo Etrusco de Villa Giulia

Saliendo de las murallas Aureliana desde Plaza del Popolo, tras un breve paseo llegamos a un valle formado entre el monte Parioli y la colina de Villa Borghese. En su centro el Museo Etrusco es un precioso edificio que nos lleva hasta el Renacimiento Romano.

En efecto, desde 1519 la familia Ciocchi del Monte poseía estos terrenos como villa de campo. Cuando un ilustre representante de la familia llega al solio pontificio con el nombre de Julio III a mediados del siglo XVI, esta villa ‘fuera de la ciudad’ se convierte en un oasis de bellezas: la villa Giulia. El Vignola realiza la fachada con su precioso arco de triunfo sobre el portal invitándonos a entrar en este lugar de delicias.

Un banquete de sátiros y ninfas realizado por Taddeo Zuccari nos acoge al entrar para mostrarnos que estamos en otro tiempo y en otro mundo. ‘La valle giulia’ es un nuevo paraíso de artes y naturaleza en armonía.

De hecho, cuando a finales del siglo XIX el arqueólogo y diputado Barnabei funda el museo etrusco en esta sede reviven esos mundos fuera del tiempo. Incluso el patio con el ninfeo juegan con los visitantes para hacernos descubrir un tiempo en el que Roma era una pequeña aldea que crecía bajo una maternal sombra etrusca.

En relaciones comerciales con los artistas y pensadores griegos, aliadas de los cartagineses las ciudades etruscas han producido una civilización florenciente en el centro de la península italiana. Era la primera y más cercana que nos hace entender Roma antes de Roma.

Obras maestras en el museo etrusco

Objetos de vida cotidiana que nos devuelven el gusto del vivir etrusco, entre famosos adivinos y esposos en un banquete amorosamente recostados. La brisa mueve los rizos color de azafrán de la blanca diosa Leucotea-Ino, la aurora madre de los buenos vientos, que nos mira dirigiéndonos una palabra suspendida.

Y, sobre todo, un viaje que nos introduce en banquetes de vino y agua mezclados. Como una película de sombras se nos aparecen infinitos personajes. Podemos realizar así un paseo hasta las fuentes, mientras héroes y dioses se nos aparecen a través del negro y ocre de la cerámica griego-etrusca.

Todo esto y mucho más (cientos de objetos preciosos de varias colecciones) nos podemos encontrar en este Museo que es uno de mis preferidos en Roma.

Visitas guiadas

Esta Guía de Roma es sólo una invitación para que visites este museo y te dejes sorprender por los tesoros de Roma. En ella puedes encontrar las bellezas etruscas que son las raíces de Roma antes de Roma. Revivir en un lugar delicioso, la historia, arte, forma de vivir y de pensar de los etruscos, es una experiencia maravillosa.

La organización del museo ha preparado numerosos materiales para hacer amena, interactiva y multisensorial nuestras visitas. Os recomiendo que vayáis a este museo, un poco más desconocido pero que podréis disfrutar en todos los sentidos. ¿En qué otro lugar podríais tocar, recoger las huellas, sentir el tacto de ‘terracotta’, el ligero barro que une en el abrazo más fuerte que conozco? Pues aquí lo puedes hacer gracias a una reproducción que pone una maravilla del arte literalmente entre tus manos. No dejéis de sentir lo que os cuente el  Sarcófago de los Esposos.

Además, con nuestros Tours En Roma puedes contratar una visita muy especial en la que te acompañamos compartiendo e ilustrando la belleza del Museo Etrusco: ¡la octava colina de Roma!

Fresco de Taddeo Zuccari en Villa Giulia con las siete colinas de Roma más la octava, Villa Giulia.
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